domingo, 30 de septiembre de 2012

ESCRITORES Y ESCRITORES


Sí, aunque no lo parezca existe una diferencia muy grande porque hay escritores y escritores, dos clases muy diferenciadas, el tradicional escritor que si no escribe "se muere", como en cierta ocasión me dijera Mario Muchnik, y el escritor al que lo único que le interesa es brillar mediáticamente, salir en la foto y seguir las corrientes de las modas para ganar cuanto más dinero mejor. No digo que eso sea censurable, pero sí que evidencia un modo de pensar bastante concreto que le aleja de cualquier romanticismo, aquel tan conocido de trabajar por amor al arte.

¿Quién tiene razón?, yo creo que ambos, cada uno en su esfera y con sus matices por demás significativos.

Recuerdo haber visto, y oído en la tele, una entrevista realizada a dos grandes escritores comerciales de nuestra época, Ken Follett y Frederick Forsyth, quienes confesaron tranquilamente que ellos escribían para ganar dinero y no por otro tipo de consideraciones, procuraban esmerarse, eso sí pero nada más. Y uno de ellos agregó, no diré cual, que le importaba un bledo si dentro de cien años sus libros no se leían, porque a él, lo único que le importaba era el momento actual, ya que una vez muerto... 

El escritor vocacional que no publica porque es rechazado, no vamos a entrar ahora en si es bueno o es malo, el que literalmente se muere de hambre pero continúa escribiendo y tal vez algún día triunfe... cuando haya fallecido, esa víctima, es el auténtico y la historia de la literatura está llena de ejemplos, Edgar Allan Poe es uno de los más destacados, Emily Dickinson otro, y así legión. (Sin embargo quiero destacar, que aun en contra de su voluntad, en este caso por mandato paterno, ha habido autores comerciales, siendo Louise May Alcott una de ellos ).

No hace mucho leí en un foro que lo único que interesaba era utilizar la literatura para ganar dinero, como el que elige un trabajo bien remunerado, lo que es otro error muy extendido. Las novelas sólo dan dinero a los editores, el clásico intermediario, mientras que el autor se tiene que conformar(cuando lo cobra, porque también hay editores y editores), con un menguado 10%. Por lógica deducción no estoy hablando de las grandes firmas consagradas, que, sin embargo, pudieron igualmente tener duros comienzos, ya que para nadie es fácil empezar.  

Siempre me ha hecho sonreír esa historia de ciencia-ficción referente al novelista abrumado por las deudas y consecuentemente al borde del suicidio, que resuelve in extremis escribir su última novela, lo hace, se supone que en un tiempo record, ¿de qué vive mientras?, lo lleva a un editor, "es la última vez que lo hago", y ¡milagro!, consigue su propósito... Me gustan los cuentos de hadas, la realidad suele ser muy diferente.

Si el público conociera los íntimos entresijos del mundillo literario en plan negocio, se iba a quedar totalmente desencantado pues no todo son pasillos alfombrados y despachos impecables, business is business y la maquinaria editorial es pareja a un tanque que avanza y arrolla fría y metódicamente. La novela, igual que una lata de sardinas, es siempre un producto que, al pasar por demasiadas manos pierde su personalidad original.

Sí, hay escritores y escritores, y cada bloque sigue su propio camino, unos en vida se beneficiarán de su trabajo, otros, en cambio, se limitarán a soñar doblemente, a imaginar, a crear, dejando a la incógnita del futuro su propia inmortalidad literaria. ¿Quién será el ganador?

En ese otro plano, que es la base de la materia de la que están hechos los sueños, sólo hay uno posible: aquel cuyas obras no sean flor de un día ni producto de marketing, el que venza al tiempo, el que perdure en el recuerdo, ese será el ganador. Tal vez muchos opinen que es una triste victoria, pero quien así piense no es verdaderamente un escritor, es un comerciante.

Sé de sobras que se me puede discrepar con el ejemplo de Ágatha Christie, aludiendo que era una novelista comercial, la diferencia estriba, en que empezó a hacerlo por una apuesta y concluyó disfrutando con su trabajo. Para ella escribir nunca fue una obligación sino un placer, esa es la diferencia.
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ESCRITORES Y ESCRITORES Copyright 2012 Estrella Cardona Gamio

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