sábado, 30 de junio de 2012

Literatura de (buen) humor

En los tiempos de crisis internacional que vivimos, nada mejor que el buen humor para combatirla.

Uno de los ejemplos más recientes, lo tenemos en la novela del sueco Jonas Jonasson con su divertida novela El abuelo que saltó por la ventana y se largó.

Suecia, pródiga en ofrecer al mundillo de la literatura nombres ilustres, ha desembarcado esta vez, dejando atrás crímenes y sórdidas intrigas familiares, por otra parte millonarias en ventas, con el humor, apuesta arriesgada que no obstante le ha salido muy bien al señor Jonasson y a abierto los ojos a muchas editoriales y a muchos autores.

¡Apostemos por el humor!, parece ser el último grito de la moda literaria a la que se están apuntando muchos. Sin embargo el humor no es un desconocido, ni un recién llegado, pero ahora vuelve a estar de moda regalando nuevas oportunidades a aquellas obras que han tenido que aguardar pacientemente su momento.

Por mi parte, no es que me apunte, lo estoy ya hace tiempo pues el género siempre me ha gustado, y ahora, aprovechando la oportunidad que ofrece Amazom Kindle, mi novela de humor, LA CANCIÓN DE LA MANZANA aparece en esta nueva palestra en formato Kindle y a precio Kindle, precio de crisis para un tiempo de crisis, bueno, bonito y súper barato como mandan los cánones del tiempo en que vivimos.

Te ofrezco una novela que no te resolverá los problemas pero que al menos te hará vivir horas felices, que ya toca.
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LITERATURA DE (BUEN) HUMOR Copyright 2012 Estrella Cardona Gamio http://lacomunidad.elpais.com/estrellacardonagamio/2012/6/30/literatura-buen-humor

martes, 26 de junio de 2012

Thomas Chatterton o morir en plena adolescencia

En siglos pasados se solía morir joven, una persona de 50 años ya era vieja, un niño un adulto en miniatura, y los adolescentes eran jóvenes a un paso de la madurez, basta con echar una ojeada hacia atrás y nos encontramos con lord Byron muerto a los 36 años, a las Brontë fallecidas: Emily a los 30, Anne a los 29, Charlotte a los 39... y Thomas Chatterton pocos meses antes de cumplir los 18 años, sólo por citar unos cuantos, omitiendo a quienes murieron en accidente ya que éste no es deceso natural.

La característica es que todos vivían deprisa, agotaban rápidamente las etapas y se extinguían con el deber cumplido de una vida plena y un destino realizado. Los muy viejos, que los hubo, excepción que confirma la regla, no contaban, eran como reliquias vivientes, como antiguas leyendas, en cualquier caso rarezas dignas de admiración. Goethe, por ejemplo.

Una de las cosas que menos me gustan es pensar en la muerte prematura de aquellos seres llenos de vida que nunca podrán recorrerla plenamente, es cómo presenciar el vandalismo de un niño pequeño que devasta las flores del jardín, arrancándolas, pisoteándolas, destrozándolas, y se queda tan satisfecho después, la misma sensación de impotencia e ira, el no entender por qué suceden determinadas situaciones tan injustas como arbitrarias, el por qué han de morir los adolescentes cuando se encaminan hacia la vida llenos de ilusiones y esperanzas, cuando no piensan, ¿por qué habrían de hacerlo?, que al día siguiente pueden no estar vivos. En la Inglaterra de siglo XVIII hubo una vez un joven, Thomas Chatterton se llamaba que se suicidó a los 17 años, y su corta vida se halla tan repleta de acontecimientos, que bien podemos decir que la apuró cumplidamente siendo su auto inmolación la rúbrica romántica que una determinada época le imponía.

No es que lo dé por ejemplo ya que su breve existencia no fue precisamente ejemplar pero siempre me ha dolido que renunciara a ella a edad tan temprana, lo encuentro absurdo, estúpido, cómo la muerte de Werther (por muy literaria que sea y que prendió la mecha de los suicidios por amor), tiró por la borda una existencia entera y lo más penoso es que lo hizo voluntariamente. Eran tiempos en los que se coqueteaba con Átropos como el que ronda a la amada, el tiempo (a caballo entre dos siglos) en el cual Percival Shelley y Mary Godwin, se citaban en el cementerio para vivir sus clandestinos amores, todo muy propio de una cultura determinada, y que ahora, en ocasiones, puede fascinarnos, tal vez porque queda muy lejos.

La muerte era romántica y el suicidio una aventura.

Chatterton, huérfano de padre, fue expulsado de la escuela a los cinco años por inútil, a los siete aprendió a leer y ya no paró, en esa infancia que hoy en día puede parecernos increíble, leyó de todo, sobre astronomía, música, heráldica, medicina y muchos más temas, absorbiéndolos. Pretendía ser conocido para ayudar a su madre y hermana económicamente. Fuera de toda duda, era un niño de otra época, esta fue la causa que le impulsó a convertirse en falsificador, inventándose a los 11 años una égloga, Eleonure y Juga, que hizo pasar por un viejo manuscrito del siglo XV que no vaciló en atribuir al inexistente monje medieval Thomas Rowley, fruto de su imaginación.

Tan singular carrera prosiguió falsaria y prolífica, embaucando a todo el mundo dado su perfeccionismo a la hora de falsificar no regateando pormenores y datos para dar mayor verosimilitud a sus fraudes.

Finalmente, el año de su muerte, empezó a estar bajo sospecha, pero eso no le arredró, sin embargo sobre su suicidio, acaecido el 24 de agosto de 1770, planeará siempre la sospecha de si no fue la puerta de escape de un mundo que empezaba a volvérsele hostil. ¿Huída o venganza? 

Lo único cierto entre tanto embuste es que fue un notable poeta aunque presentara los versos de su autoría como obra de aquellas criaturas imaginarias a las que dotase de vida propia.

No hay nada más triste que una existencia que acaba antes de empezar, triste y doloroso para los que quedan y recuerdan.

Hoy, 26 de junio, hace 20 años, un coche atropelló, dándose a la fuga después, a un primito mío de 18 años, este 2012, en noviembre, hubiera cumplido 39, y yo me pregunto, ¿dónde están esas páginas en blanco del diario de su vida? Merecía vivirla y un loco del volante acabó con ella. Era un muchacho, alegre, inteligente y buena persona, ¿por qué?

Vuelvo a pensar en el niñito que destroza un jardín para divertirse...

Enlace relacionado: http://www.ccgediciones.com/Sala_de_Estar/thomaschatterton.htm

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