viernes, 29 de abril de 2011

¡Qué viene el lobo, qué viene el lobo!

¡Claro que viene el lobo, y con toda la razón del mundo!

El lobo es un ser vivo y necesita comer como todos los habitantes del planeta. ¿Qué baja al llano?, naturalmente y no lo hace por maldad sino por hambre; se le ha ido despojando de su hábitat (talas, incendios) amén de los recursos naturales que desde tiempo inmemorial le han servido de alimento, eso principalmente llevado a cabo por los cazadores con la excusa de controlar la demografía cinegética (para luego ir ahorcando a sus perros en cuanto dejan de serles de utilidad).

El temor al lobo, que tan mala prensa tiene, procede de los dueños de los rebaños porque se los diezman, y así se pagan a los alimañeros para que los maten.

El terrible lobo de Gubbia que inmortalizara en un poema Rubén Darío, el lobo feroz de nuestra tradicional Caperucita Roja, el de los tres cerditos... Ya desde la infancia nos enseñan a temerlo a maldecirlo y en los viejos distritos rurales no digamos, el lobo era, y es, el demonio. Pero vino Rodríguez de la Fuente y dio un giro de 180 grados a la figura del lobo y lo dio con hechos y no con palabras únicamente y le empezamos a perder el miedo en cuanto vimos como los lobos, sus lobos, salvados de cachorros de los alimañeros, jugaban pacíficamente con sus hijas, sin miedo alguno por parte de las niñas. El lobo entonces perdió su faceta de ferocidad y nos sorprendió a todos al contemplarle juguetón y amistoso, nada temible ni malvado.

Qué mala memoria tiene el ser humano al olvidar una faceta muy importante del lobo y que la historia incluso ha consignado porque la loba de Rómulo y Remo nunca fue una leyenda. Los lobos, y se ha comprobado, suelen adoptar "cachorros" humanos sin nuestras prevenciones ni manías pues más de una vez niños pequeños han convivido con ellos, y no estoy hablando precisamente de Mowgli, pero sí puedo hacerlo deL niño español, cuya infancia ha servido para realizar últimamente una película, quien huyó al monte harto de las palizas que le daba el individuo a quien le había vendido su padre, y acabó siendo adoptado por una loba cuyos cachorros se convirtieron en sus "hermanos" y amigos.

La lección no necesita comentarios.

El ser humano es destructivo y estúpido, no respeta las leyes de la naturaleza y así le está yendo al planeta que habitamos y en el que pronto sólo quedaremos nosotros para contarlo; si quitamos el alimento a los animales, los animales bajarán al llano a buscarlo y encima nos rasgaremos las vestiduras.

Se han ido exterminando sistemáticamente a los depredadores naturales que controlaban el crecimiento demográfico de otras especies y el resultado ha sido superpoblación de roedores u otros animalillos. ¿Recordáis la exportación de conejos a Australia?, se tuvo que acabar con ellos por el procedimiento de contagiarles la mixomatosis ya que carecían de depredador natural.

Yo vivo en Sant Cugat del Vallès en cuyos bosques, cada vez más encogidos, abundaban los jabalís, pues bien, por orden de la superioridad, esos animales han sido declarados non gratos y se decidió exterminarlos con arco y flechas como en los tiempos de Astérix y Obélix, luego, porque hubo protestas, a dispararles dardos somníferos, dándoseles con posterioridad muerte. ¿No hubiera sido más sencillo trasladarles a bosques poblados de espesura y que la Naturaleza siguiera su curso?

En las altas torres de la Sagrada Familia han construido su nido una pareja de halcones, ¿creéis que se han trasladado por gusto? Y hago esta pregunta porque al parecer nadie los esperaba.

Otras aves como las gaviotas también nos han invadido, y esas sí que son feroces, pero asimismo les asiste el inalienable derecho de buscarse la vida.

Hablando de aves no podemos olvidar a las carroñeras, que pese a su deplorable aspecto, poseen una función utilísima: la de comer animales en descomposición. Lógicamente, los "sabios" europeos dictaminaron hace tiempo que las reses muertas no constituyan un bonito espectáculo tiradas en medio del campo y había que incinerar sus cuerpos, dejando de esta manera sin comida a las carroñeras, que puesto se las priva de su alimento acostumbrado, han empezado a atacar a los rebaños, lo que está obligando a que se eche marcha atrás en la ley de la incineración del ganado muerto por enfermedad.

Yo soy muy aficionada a ver los documentales de la vida salvaje y hay uno que periódicamente dan y que siempre me impresiona, es el paso de las manadas de Ñus cruzando los ríos... en donde les aguardan los cocodrilos para comérselos. No es un espectáculo agradable que digamos pero la Naturaleza tiene su propio control demográfico.

Recordemos que en Norteamérica existen ya muy pocos búfalos porque el inteligente hombre blanco se encargó de ir acabando con ellos sistemáticamente.

Lo lamentable del caso en estas cacerías despiadadas es que siempre hay una justificación, o se necesita su carne, o se necesita su piel o simplemente se mata al animal porque representa un "peligro", y no debemos olvidar que ningún animal es de temer a menos que se vea perseguido y acosado.

Para nuestra vergüenza y remordimiento, incluso el pacífico y simpático delfín, antaño amigo del hombre y en más de una ocasión su salvador, se ha vuelto agresivo y es una verdadera pena, pero su conducta es muy comprensible. Se le da caza para convertirle en plato de restaurante hasta que se acabe con él y como tantas otras especies concluya por desaparecer... Tal sucederá con el pobre lobo si nadie pone remedio.

Respetemos a los animales salvajes y ellos nos respetarán a nosotros.

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QUÉ VIENE EL LOBO, QUÉ VIENE EL LOBO! Copyright 2011 Estrella Cardona Gamio
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